Autor: Yuuto
Titulo: 6:30PM
Pareja/Personajes: Alexander x DongHo[EusebiHo]
Genero: Yaoi
Capítulos: One-shot
Notas: porque nada mas a mi me ponen a hacer EusebiHos D: ok no :x xD
Dedicated to
Hyunga~ y, porque no, a
Azo tambien. ♥
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Miró hacia la ventana, contando los minutos y segundos que marcaba su reloj de mano, escuchando únicamente el tic tac de las manecillas y no la voz de su profesor de artes. Suspiró, miró al frente y, justo en ese instante, la campana de salida empezó a sonar, viendo como todos sus compañeros tomaban sus cuadernos y salían de clases rápidamente; todos menos él y su profesor de artes. 20 segundos después, el segundo piso de la escuela YongKangJung* se encontraba vacío.
Dongho pasó saliva, y miró al frente. Ahí estaba su profesor frente al escritorio, demasiado concentrado en meter libros y hojas con apuntes en su pequeño maletín, tan concentrado que no notaba la mirada penetrante de Dongho en su persona. Sabía que había hecho mal en fijarse en un profesor, pero lo que no lograba descifrar era él como había ocurrido todo. ¿Había sido el caso de que era extranjero y su pequeño acento cantonés le llamaba la atención? Porqué era un joven maestro sustituto, o ¿era por el hecho de que era su “mejor alumno”? Tal vez habían sido los constantes cariños y palabras de alago que le dedicaba frente a los demás profesores y alumnos, algo que le hacía sentirse orgulloso y un poco egoísta, sonriendo con sorna cada que escuchaba la palabra maknae salir de sus gruesos labios. Sonrisa que se dibujaba justo ahora, cuando su profesor se sentó y colocó sus piernas encima del escritorio, cruzándolas.
-Dongho-yah… ¿no te esperan en casa?- el pequeño negó con la cabeza, Alexander suspiró. –Por lo general permanezco aquí unos treinta minutos más para relajar mi mente de tantas horas de trabajo. No te molesta, ¿cierto?- Dongho volvió a negar -¿Quieres que hablemos un poco? ¿Algún tema en especial?
Alexander tembló, y no por el clima de invierno que se estaba dejando sentir repentinamente, sino por la risita burlona salida de los labios de su maknae. Le vio levantarse, dirigirse hasta él y sentarse en su escritorio, hacer un puchero y, después, acariciar su pierna por sobre el pantalón con uno de sus dedos. Ahí por primera vez en su vida le tuvo miedo a un estudiante de secundaria. Le tuvo miedo a Dongho.
-Hyung, ¿alguna vez te habías involucrado con un menor de edad?- preguntó Dongho, su mano ascendiendo descaradamente por la pierna de Alexander hasta llegar a su muslo, regresando hasta su rodilla y viceversa, mirando los asustados ojos de su profesor –¿con algún alumno de tu clase?
-¿Por qué preguntas eso?- la seriedad en el tono del castaño hizo que Dongho parara todo movimiento, pero en lugar de dejar aquél juego comenzó ahora a acariciar su brazo, sonriendo travieso.
-Vamos hyung, no te hagas el inocente. Bien sabes que tus jueguitos de alumno consentido dejaron de ser… “juegos” para mí.
-¡Shin Dongho!- gritó Alexander, pero y aunque ese grito asustara un poco a Dongho, pareciera no inmutarle del todo, porque de nuevo esa sonrisa estaba en su rostro. Esa sonrisita que le estaba sacando poco a poco de sus casillas.
-Hyung, ¡no hay nadie ahora! ¡No tienes por qué ocultarlo!
Silencio. Ambos se quedaron viendo el uno al otro; los ojos de Dongho picaban, los de Alexander simplemente estaban fríos, como si tratase de ver a través del menor, como si quisiese descubrir sus sentimientos.
Un sollozo del otro y, como autómata, tomó el rostro de Dongho entre sus manos y le besó como si se hubiera reencontrado con el amor de su vida después de muchos años. Demasiado suave y puro, un beso que Dongho no había experimentado en toda su corta vida. Sus pequeñas manos ahora tomaban fuertemente la nuca del mayor, tratando de hacer ese beso más fogoso. Fogoso: palabra que, justamente, había aprendido de Alexander hyung en una de sus clases.
Gimió cuando una lengua intrusa buscaba la propia apoyándose inútilmente en uno los pupitres del salón, cuando sintió que tornaban sus hombros y lo mandaban casi agresivamente al ahora limpio escritorio, no quedándole otra opción mas que sentarse nuevamente sobre él y abrir las piernas para que su profesor pudiese apegarse más a su cuerpo. Todo eso estaba perdiéndose de control, pero aquello era lo que Shin Dongho estaba esperando.
Su cuello ahora era presa de la agresividad casi nula que su hyung parecía experimentar, sus dientes parecían encajar perfectamente en aquella virginal piel, y aquél roce de caderas que le hacía gemir un nombre jamás pronunciado de tal manera por sus propios labios. Y tembló al sentir su piel húmeda por el sudor y saliva chocar con la brisa helada del otoño, y por el hecho de que sabía que era lo que iba ocurrir después.
No supo cómo ni cuándo su pantalón y la camisa de Alexander ya no estaban en el lugar en donde deberían estar. Las manos que estuvieron tocando su cuerpo ahora habían sido sustituidas por los carnosos labios de su hyung, su lengua vagaba desde su pecho hasta la yugular, y de la boca su boca únicamente salían gemidos y jadeos mezclados con el nombre de aquella persona que cometía tal adulterio.
Una mano bajando sus bóxers y colándose entre sus nalgas; apretó fuertemente la orilla del escritorio cuando un intruso se colaba en su interior, y a los cuantos segundos eran dos moviéndose frenéticamente. Rodeó con un brazo el cuello de Alexander y pegándolo mucho más a él, empezando a gemir cerca de su oído, sintiendo como la suave piel del mayor se erizaba por el simple contacto que su aliento provocaba.
Y vino lo esperado.
Lentamente Alexander le tomó de la cintura y lo elevó, las piernas de Dongho se enredaron perfectamente en las caderas del mayor y, cuando sintió como algo se abría paso en su interior, casi forzosamente, ahogó un grito de dolor, cerró los ojos con fuerza y sus uñas se aferraron instintivamente a los hombros de su profesor.
-Dongho, eres…
-Era…- dijo con dificultad, abriendo los ojos, notando la mirada preocupada y asustada del mayor. Quizás fue para tranquilizarlo o solo por el hecho de que se veía lindo con esa expresión en su rostro, pero sonrió, acariciando suavemente su mejilla y acomodando inconscientemente sus caderas sobre las otras.
De no haber sido por él Alexander hubiera permanecido estático un buen tiempo hasta que el remordimiento le apresara y saliera huyendo cobardemente del lugar, pero sus lentos movimientos y el profundo suspiro del castaño claro le indicaron que no todo había quedado ahí.
La constante ola de gemidos resonaba en las cuatro paredes de ese salón, Dongho parecía haber perdido todo dolor y disfrutaba ciegamente de las rápidas embestidas que le otorgaba, su ahora amante, a su pequeño cuerpo.
Solo bastaron dos arremetidas más en un punto dentro de él que no conocía para que se corriera sobre la mano que abrazaba débilmente su miembro, y otras dos para sentir un líquido similar marcarlo interiormente. Recargó su cabeza en el hombro del mayor, viendo ambos pechos subir y bajar frenéticamente. Respiraciones arrítmicas y sus pieles brillando vívidamente, la de Alexander de una manera un poco inusual llamándole claramente la atención.
-¿Te llevo a tu casa?- el mayor rompió el silencio una vez recuperaron la compostura, recogiendo las ropas del suelo y arreglándose el mismo las propias -¿crees poder caminar?
-Yo puedo solo- respondió seco, no pudiendo evitar soltar una sonrisa cuando Alexander acarició su mejilla y le plantó un beso en los labios, diciendo un simple “hasta mañana, magnae” antes de salir por la puerta.
Sonrió de medio lado, bajándose como pudo del escritorio y avanzando cautelosamente hasta la ventana más cercana, viendo como su profesor caminaba apresurando hasta su vehículo, tocándose nerviosamente los bolsillos del pantalón. Sabía que a partir de ese momento, a las 6:30 en punto sería la hora en que dieran rienda suelta con algo que claramente no podía llamar relación, pero que si le divertiría un poco y, si se podía, daría inicio a algo que estuvo esperando Dongho desde la primera vez que vio cruzar a Alexander por esa puerta.
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*YongKangJung: Escuela en la que cursa Dongho.
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